29 de julio de 2011

Inspiración

Lo peor no fue notar que no estabas tumbada sobre mi cama o que las sábanas estaban frías y vacías de ti. Ni tampoco fue echarte de menos y pensar en tu regreso el mayor de mis problemas. Sin duda, lo peor fue el momento en que entendí que nunca había dormido contigo y que nunca podría echarte de menos, porque no existes. Sólo eres un recuerdo que me invento al que dedico todo lo que escribo.

26 de julio de 2011

La señora Rushmore

"Ninguna mujer es culpable de ser amada por dos hombres distintos", eso es lo que solía decir la señora Rushmore. 

Tras esta frase, en principio inofensiva, se escondía una historia que no le conocimos en vida. Hasta que nos dejó con su legado de mentiras. Es curioso como aceptamos las palabras de una persona sin saber lo que verdaderamente se esconde tras ellas. 

En esa frase había una excusa. Un intento de evasión de la realidad, de quedar en paz consigo misma. Una cesión de responsabilidades. Un tono victimista con un pelín de inseguridad. Y nunca nadie tan siquiera lo sospechó.

La de la señora Rushmore fue una historia de amor imposible. Una historia de amor... dividida en dos. Tuvo durante toda su vida un amante, en secreto.Pero el secreto se rompió cuando pudimos verlo aparecer cruzando las calles del cementerio. Con los ojos inundados en dolor. Cuando le vimos mirar el ataúd, gritando adiós con la mirada. Cuando gacho se alejó en soledad, el último, cuando allí ya no quedaba nadie, habiéndole dejado una flor.


25 de julio de 2011

Final feliz

Avancé por el callejón. Perdido en mis meditaciones sobre el futuro que me aguardaba y el pasado que me pisaba los talones, me sumergí en la oscuridad que llenaba a rebosar aquel apéndice de la manzana. El tintineo del dinero suelto que llevaba en un bolsillo era una odiosa compañía, y la vibración del móvil que provenía del otro me recordaba que alguien se acordaba de mi. Dos bidones tumbados sobre el suelo aún caliente tras la larga exposición al calor del día se interponían entre mi destino y yo. Pensando en mis cosas y sintiendo algo dentro de mí que me prendía como el fuego, los sorteé y me apoyé en la pared del fondo. Entonces logré apartar mis profundas reflexiones por un instante y recordé por qué había llegado hasta allí: para vomitar las siete copas de alcohol que me había bebido en la última hora y media, toda la cena y parte de la comida, sin que nadie me viera y conservar así un mínimo de dignidad.

23 de julio de 2011

Desperté

No había logrado estar del todo cómodo. Había dado vueltas y vueltas... Incluso había pataleado de rabia. ¿Nunca os ha pasado eso de haber estado toda la noche en vela sin poder dormir  y cuando más dormidos y mejor estabais tener que despertar? Pues a mí me pasó más o menos lo mismo, sólo que yo, cuando mejor estaba, nací. 

21 de julio de 2011

Galaxeando

Tras deliciosos viajes interestelares y describir suaves órbitas sobre planetas ciertamente bellos, decidí perderme en la constelación de los lunares de tu cuerpo.
 

17 de julio de 2011

Ingravidez

Poco después de pulsar el botón de la planta baja un ligero escalofrío recorrió mi espalda de principio a fin, de abajo a arriba, en un increcendo de intensidad. Bajando desde la séptima planta, me percaté de cómo mi cuerpo había sufrido un cambio instantáneo y no despreciable. La sensación de ingravidez que se siente al usar un ascensor en esta ocasión era más pronunciada. Comenzó a acelerar su descenso.

La caída, que en realidad duró unos instantes, me pareció una eternidad. Consciente de que solamente me quedaban unos segundos antes de sentir el impacto, intenté concentrar todos mis esfuerzos en encontrar la manera de sobrevivir a la catástrofe, pero solo logré esbozar una mueca de horror, la cual vi reflejada en el espejo del ascensor.

Si algo tenía para mí de interesante la muerte, era que, según se dice, te brindaba la oportunidad de hacer un último visionado de toda tu vida y recordar lo olvidado, de manera que el tránsito se hacía esperanzador. Pero mi vida no pasó delante de mis ojos como en una película, pues tenía toda mi atención concentrada en la imagen que me devolvía el espejo. De esa manera, y sin ser mi intención, me impedí a mí mismo recordar para olvidar y beber de las aguas del Leteo.


14 de julio de 2011

No lo confundan con soñar con los ojos abiertos,

que lo que digo es que los sueños se viven despierto.



Una vez hubo una estrella

Una vez hubo una estrella. Era pequeña y demasiado poco interesante como para que nadie se fijara en ella. Bastante alejada de nuestro planeta, no ejercía gran influencia sobre nosotros. Era bella, a su manera. Si alguien hubiese podido observarla detenidamente, habría visto cuán rápido cambiaba de color. No tenía planetas ni cuerpos solares girando a su alrededor. Estaba sola en su parcela de cielo.

Hoy sólo se acuerdan de ella astrónomos y poetas.