Una vez hubo una estrella. Era pequeña y demasiado poco interesante como para que nadie se fijara en ella. Bastante alejada de nuestro planeta, no ejercía gran influencia sobre nosotros. Era bella, a su manera. Si alguien hubiese podido observarla detenidamente, habría visto cuán rápido cambiaba de color. No tenía planetas ni cuerpos solares girando a su alrededor. Estaba sola en su parcela de cielo.
Hoy sólo se acuerdan de ella astrónomos y poetas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario